martes, 20 de agosto de 2013

Miseria

En esta ocasión quisiera escribir sobre la miseria humana. Pero sobre el tema es famosa la obra de Víctor Hugo, una de las mejores escritas en la historia de hecho, y quizás por ello no se aborde tan a menudo el tema, como si todo hubiera sido dicho. ¿Por qué entonces redundar en el tema? pareciera ser la pregunta obligada. Pues bien, aunque hay cuestiones de nuestra humanidad que atraviesan todas las épocas y que de hecho son las esenciales, sucede que aparecen en cada época con ropajes diferentes y combinados en situaciones muy diferentes que bien vale la pena distinguir. Además, nuestra época se caracteriza por una sobreabundancia de información de todo género, con lo cual se hace imposible y carente de sentido procesarla toda, e incluso es importante señalar que las características particulares de nuestro mundo contemporáneo han ocasionado una ruptura de la escala de valores en todos los ámbitos, en particular interesa mencionar sobre qué información es importante abordar y qué no. Aún más, sencillamente basta observar cuánta gente ha accedido a tan imponente obra para darnos cuenta que la amplia mayoría ignora su contenido y por supuesto su mensaje. Por eso, quienes hayan tenido la fortuna de disfrutar de tan preciada obra sabrán ser los mejores críticos de esto que escribo.
Nuestra vida cotidiana está atravesada llamativamente por la miseria humana. Claro que en una sociedad cada vez más compleja, con relaciones cada vez más sofisticadas e intrincadas, no es una tarea sencilla desenmarañar no solo el carácter miserable sino cualquier otro. Se acabaron hace rato las dualidades que tanto tiempo gobernaron nuestras relaciones y el mundo mismo, pero quizás en una actitud de resistencia siempre presente en nuestra humanidad frente al cambio sigamos en muchas ocasiones insistiendo con recrearlas.
¿Cómo se manifiesta la miseria humana en la actualidad?
Muchas personas creen que sólo en hechos aislados y particulares que fácilmente pueden encuadrarse como miserables (actuar miserablemente), también en un carácter de personalidad en el cual se evidencia como un comportamiento sostenido en el tiempo (ser miserable) o simplemente manifestar una actitud por el estilo (actitud miserable). Pero la realidad está muy lejos de presentarnos tan alejados de ella. Cuando en la escala de valores sociales es más importante poseer bienes materiales, un trabajo con una remuneración importante, vestirse de determinada manera, hablar de determinada manera e incluso comportarse de determinada manera socialmente aceptable, cuando no interesan otros valores nuestra sociedad misma se ve atravezada por la miseria. Y como cada uno de nosotros somos parte más o menos activa de esa sociedad, nos es imposible mantenernos ajenos a ella. Es así que en las relaciones más cotidianas, las más impensadas están de alguna manera embebidas por este veneno que corroe a nuestra sociedad. En más de una ocasión no deberia sorprendernos encontrarnos con ella, si uno tiene la suficiente conciencia o capacidad de reflexión, la cual no requiere demasiado esfuerzo sino más bien predisposición. Aquí llego a la versión quizás más íntima de la miseria, la miseria con uno mismo, la que te impide re-flexionar, mirarte a tí mismo, mirarnos hacia adentro, con la excusa más usada del momento: el tiempo.

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