miércoles, 28 de mayo de 2014

La importancia de la lectura a la hora de escribir

Nuevamente me encuentro motivado a escribir unas líneas sobre la importancia de la lectura. A pesar de no estudiar nada relativo a la lengua ni a la literatura, amo profundamente la lectura, y eso es por haber descubierto que a través de ella un mundo inimaginable se abre frente a tus ojos, algo que ni el mejor televisor, ni el equipo de audio con más onda te va a dar nunca (por más que lo prometa y te bombardee con publicidades) y que solamente encuentra un serio rival en la escucha de historias (algo lamentablemente en desuso, con la falta que nos hace aprender a escucharnos).
Hoy veo, para mí alegría, que miles de jóvenes se vuelcan a la lectura a partir de las nuevas tecnologías, apoyados en una lamentable realidad económica: los libros de papel son demasiado caros. Sin lugar a dudas, no hay como el papel a la hora de leer e incluso de escribir, pero dadas las circunstancias es muy valorable buscar otra forma de acceso que, por otro lado, marca una tendencia hacia el futuro: la popularización de libros digitales y el acompañamiento del movimiento lector por la red. Contamos con sitios en los cuales no sólo accedemos a escritos digitales de todos los géneros, sino que también podemos pasar a la acción, incluso escribiendo nuestros propios libros digitales.
Tímidamente, los jóvenes parecen querer recobrar el protagonismo de las generaciones de antaño a la hora de expresarse. Por supuesto que siempre encontramos diferentes expresiones pero desde hace varias décadas lo hacen mayoritariamente a través de canales nuevos o poco utilizados por los adultos, no como un revival de la cultura underground sino a través de nuevos formatos que gozan de gran popularidad entre ellos, tales como el graffiti, el skate, el BMX, el rap, el hiphop, por nombrar algunos que de hecho tienen más vigencia que nunca y son acompañados por marcas populares de ropa, accesorios y demás. Es decir, toda una cultura juvenil disponible incluso para el consumo, hasta aquí nada nuevo.
Sin embargo, a partir del surgimiento de las llamadas redes sociales y de la accesibilidad que otorgan los hoy populares smartphones, tablets, netbooks y demás NTIC, los jóvenes vuelven a retomar protagonismo en un mundo que parecía abarcar sólo a los adultos, dándole un nuevo impulso a los viejos formatos a partir de su resignificación. Tal es lo que pasa en particular con la escritura, no sólo ya a partir de los blogs sino de sitios que específicamente brindan un formato para la publicación de cualquier otro género, constituyéndose en la práctica como en una gigantesca revista literaria.
Obviamente, como todo lo que caracteriza Internet, la esencial libertad de publicar nos brinda posibilidades a todos en cuanto expresión pero también, como es de esperar, no incluye un proceso de formación que nos permita ir mejorando en nuestras producciones sino en base a nuestro propio desarrollo.

Aún falta mucho por hacer en todas las áreas y como amante de la lectura, creo que algo muy positivo sería agregar la posibilidad de corrección ortográfica, de consultar un diccionario o al menos poder tener opciones para aprovechar la riqueza que brinda la lengua. Me encantaría contar con un sitio que de veras me facilitara estructurar una historia, en el cual por ejemplo pudiera desarrollar sólo una parte y después agregar otra parte, ver cómo conectarlas, cómo insertar nuevos personajes. De hecho, hay muchos que creen que en esto subyace el verdadero arte del escritor. Yo más bien creo que pensar hoy esto es una exageración, creo que la estructura de la historia puede tornarla interesante si hay algo realmente interesante que decir. Y si uno dispusiese de herramientas que facilitaran esas tareas, pues no sólo ganaría tiempo sino también concentraría sus esfuerzos en lo que quiere expresar.

Soy un ferviente defensor del buen uso del lenguaje escrito, y creo que se puede expresar una idea sin perder su esencia respetando el idioma. Sin entrar en un dogmatismo, claro, porque soy consciente de lo que cuesta escribir y más aún de publicar lo escrito. Pero no nos engañemos, al lograrlo el desafío recién comienza.

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